La primera cita online de la historia no fue tan distinta a ligar en Tinder: un algoritmo lo decidió todo

'Proyect Match' y 'TACT' tenían un funcionamiento similar y buscaban que personas de todo tipo pudieran conocerse

Road Trip With Raj Axs4cnluuma Unsplash
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Encontrar el amor no es nada fácil, pero al menos tenemos la tecnología para hacerlo un poco más sencillo. En las diferentes tiendas de aplicaciones tenemos las opciones más usadas, como Tinder, Grindr o Bumble, entre otras muchas. Estas dejan sitio a algunas propuestas más especiales, como una app de citas para cristianos. Ahora estamos muy habituadas a estos sistemas para tener citas, pero, ¿qué fue lo que originó todo esto?

Antes de las citas online había un ordenador enorme que hacía de Cupido

Una cita online es una herramienta para poder conocer a alguien que no conoceríamos de forma normal. Si ponemos esto como base, tal y como explica la BBC, hay datos de un primer intento de conocer a alguien así hace casi 240 años. Fue en 1788 cuando un hombre, llamado 'AB' publicó un anuncio en el Impartial Gazetteer de Nueva York buscando 'una mujer menor de 40 años, no deforme y en posesión de al menos mil libras'.

Esto evidentemente queda lejos de lo que podemos considerar una cita online, pero sí que podemos establecer los inicios de las mismas en los años 60, con dos propuestas similares. Una de ellas fue un sistema llamado TACT (de Technical Automated Compatibility Testing), inventado en Nueva York por Bob Ross y Lewis Altfest. Era un sistema básico, pero la esencia estaba ahí: su objetivo era hacer que la gente tuviera citas a través de un sistema 'computerizado'.

En las apps de citas, más allá de crearse un perfil y una descripción, uno tiene también que establecer sus intereses. Esto es algo que también hacía TACT, aunque de una forma un tanto rudimentaria. Los interesados tenían que pagar 5 dólares y rellenar un cuestionario. A través de este, un ordenador establecía los 'match' en tres niveles: factores socioculturales, opiniones y valores, y factores psicológicos.

La otra propuesta también se cocinó en el este de Estados Unidos, concretamente en Harvard. La idea era la misma: que un ordenador fuera capaz de dibujar citas entre dos personas. Para ello, sus responsables, Jeff Tarr y Vaughan Morrill, crearon el conocido 'Operation Match', que se basaba en una enorme base de datos y un algoritmo (vaya, lo que tienen las apps de citas de ahora).

Operation Match Imagen: Wikimedia Commons

La forma que tenía de funcionar este programa era similar a TACT (de hecho, este último se basó en 'Operation Match') y fue todo un éxito. Hay que tener en cuenta que antes no había la misma facilidad que hay ahora para conocer personas, algo a lo que debemos sumar al contexto de la época, donde la mujer venía de un momento de represión que se fue borrando en los años 60.

'Operation Match' era un poco más barato que TACT (costaba solo tres dólares) y también se basaba en unos cuestionarios que procesaba un ordenador de la época, el IBM 1401, uno de los ordenadores más icónicos de la historia. Este emparejaba a cada persona con cinco potenciales parejas, y los resultados se mandaban por correo. Este ordenador no era de ninguno de ellos: era alquilado y pagaban la desorbitada cifra de 100 dólares la hora.

IBM 1401 IMB 1401 (Imagen: James Ball, Docubyte)

Estos programas tuvieron un momento de efervescencia muy grande. 'Operation Match', por ejemplo, comenzó su actividad en una habitación de una residencia estudiantil. La llegada de más miembros al equipo (Douglas H. Ginsberg y David L. Crump) hizo que el programa creciera aún más, expandiéndose a otras partes del país y abriendo oficinas para que cada persona interesada fuera a recoger y entregar su cuestionario.

Este apogeo fue seguido de una caída y desaparición de ambos programas. 'Proyect Match' estaba muy orientado a emparejar a estudiantes y gente joven, lo que evidentemente solo podía dar una cantidad finita de citas. Tampoco eran del todo precisos y eficientes: TACT llegó a emparejar a un hermano mayor con su hermana menor. Irónicamente, uno de sus creadores, Bob Ross, encontró el amor gracias a TACT, puesto que acabó casado con una periodista que lo entrevistó sobre el proyecto.

El sistema por correo tampoco ayudó nada a estos dos programas. Entre que el interesado o interesada rellenaba el cuestionario, lo mandaba y recibía una respuesta, podían pasar semanas. Sin embargo, pese a todos estos problemas, queda claro que sentaron una base que es la que utilizan las aplicaciones de citas de hoy en día. Al final, todos estos sistemas buscan lo mismo, que no es otra cosa que acercar a las personas un poco más.

Imagen | Road Trip with Raj en Unsplash

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