El teléfono móvil ha cambiado nuestras vidas, nuestra forma de comportarnos, de actuar, relacionarnos e incluso está modificando nuestra forma de entender el mundo, sobre todo en los usuarios más jóvenes que acceden a estos terminales todavía con una gran plasticidad cerebral.
Como todo en este mundo, dichos cambios tienen repercusiones en el medio y largo plazo que muchas veces son difíciles de prever. ¿Un ejemplo? El posible impacto en nuestra salud física y mental que muchos expertos están augurando para los próximos años, a veces de forma exagerada, otras quedándose cortos. ¿Qué hay de cierto en todo esto?, ¿puede nuestro querido smartphone hacer que enfermemos, que suframos desórdenes psicológicos?
Allá por el lejano 2010, momento en el que el uso de terminales inteligentes y acceso permanente a Internet había ya despegado de forma imparable entre la población general, tuve la ocasión de participar en un estudio sociotécnico de la ETSIT (podéis bajarlo desde aquí) que, entre otras muchas cosas, analizaba las posibles repercusiones e impactos de la telefonía móvil en nuestra sociedad.
Por ejemplo, veíamos cómo el smartphone se estaba convirtiendo en una herramienta cotidiana inseparable del usuario, en una prótesis digital de su inteligencia y relaciones que le ayudaba a almacenar y procesar información y, en el mejor de los casos, convertirla en conocimiento. La pérdida o imposibilidad de uso de estos terminales ya fuera por avería, robo, fallo de la Red, etc. provocaba, de forma irremediable, una inquietud y ansiedad que en algunos individuos podía evolucionar hasta algo más grave.
Desde entonces se han llevado a cabo nuevos estudios que confirman estos resultados. Por ejemplo, recientemente un estudio realizado por investigadores de la Universidad de McMaster en Ontario ha llegado a la conclusión de que en los casos extremos (pero que cada vez son más frecuentes) la pérdida temporal o definitiva del móvil ocasiona una fuerte sensación de angustia, miedo y estrés relacionado, principalmente, con el no poder a los datos personales almacenados en el terminal.

Y es que, sin darnos cuenta vamos almacenando nuestra información más valiosa, una parte cada vez más importante de nuestras vidas, nuestros contactos, nuestro medio para relacionarnos con el entorno. Pero también es el móvil un elemento importante en nuestra intimidad, un garante de la privacidad de nuestras conversaciones y actividades más personales.
¿La solución que dan estos investigadores? Pues utilizar herramientas que nos permitan realizar copias de seguridad de los datos tanto de forma local como en la nube, así como sistemas de protección contra accesos no deseados a nuestros datos más íntimos.
Adictos al móvil o adictos a la información permanente?
Puede que tener a salvo los datos más valiosos minimice algunos casos de ansiedad, pero no todos. Por ejemplo, se ha detectado en los últimos años el conocido como “Trastorno de Adicción a Internet“ (Internet Addiction Disorder o IAD), que llega a su máximo exponente en los terminales móviles permanentemente hiperconectados con Internet y otras redes.
Según algunos estudios este trastorno puede llegar a la modificación del cerebro humano, pudiendo llegar a dañarlo con un efecto similar al de algunas drogas químicas:
Nuestros hallazgos indican que el IAD presenta anormalidades en la integridad de la materia blanca en las regiones cerebrales que involucran la generación y procesamiento de emociones, atención, toma de decisiones y control cognitivo. Los resultados también sugieren que el IAD parece compartir los mecanismos psicológicos y neuronales de otros tipos de adicción a sustancias y otros trastornos de control de impulsos.

Y no es el único estudio que va en este sentido. Hace un par de años un informe de la operadora británica Sky Broadband que analizamos en este artículo reveló que, más del 51% de los usuarios encuestados que se enfrentaban a algún problema técnico que les impedía comprobar sus correos o entrar a sus redes sociales afirmaba sufrir ansiedad, enfado y/o tristeza.
La mayoría se conectaba más de 6 horas al día y 32% de todos ellos sentía la necesidad de comprobar sus correos más de 6 veces al día (sin contar las horas de trabajo), un 5% lo hacía unas 20 veces y más del 14% de los encuestados declaró la necesidad de acceder y consultar las novedades de los diferentes servicios sociales por lo menos 6 veces al día. ¿Qué sucedía si se les quitaba el móvil o el acceso a Internet?
Pues la interrupción del continuo flujo de información procedente de Internet produjo síntomas psicológicos negativos en tan solo 24 horas, entre los que destacaban:
- Sensación de adicción, depresión y ansiedad
- Imposibilidad de mantenerse desconectado durante 24 horas
- Sensación de que han perdido una parte importante de sí mismos
- Sentimientos de soledad, angustia y aislamiento
- Imposibilidad de encontrar recursos alternativos para pasar el tiempo y entretenerse
¿Es el móvil el culpable de todo esto? Creo que no, es más bien la correa de transmisión de una necesidad de conectividad permanente que nos acerque información nueva y fresca de nuestro entorno social y del resto del mundo cada pocos minutos. Ya en 2012 se analizaba el efecto de los mensajes y actualizaciones en el móvil sobre la producción de dopamina y se llegaba a la conclusión de que, en muchos casos, la llegada de una nueva noticia activaba los centros de placer cerebrales de forma similar a como lo hacen sustancias como la nicotina o incluso la cocaína.
De ahí que efectos como el "síndrome de la vibración fantasma" o de la llegada a de la llamada que no existe pero que nos hace mirar el teléfono estén convirtiéndose en una realidad para cada vez más usuarios.

Uso racional del móvil, la mejor arma para combatir sus efectos negativos
Puede parecer por lo descrito sobre estas líneas que el smartphone es un arma de destrucción masiva de la sociedad moderna. Ni mucho menos. Es una potente herramienta que, como todas, requiere de un aprendizaje no sólo en la parte de manipulación más básica, sino en la relacionada con su impacto en nuestras mentes.
Los usuarios más jóvenes son los más expuestos a estos posibles efectos adversos. Han nacido con el móvil debajo del brazo (también con ordenadores, tabletas, videoconsolas, etc.) y su plasticidad cerebral se está adaptando rápidamente a dicho fenómeno, antes incluso de que tengan capacidad de raciocinio y una personalidad formada que les permita discernir las consecuencias de sus actividades diarias y permanentes con el terminal.
De ahí que en algunos medios se comience a hablar de "vamping" como alusión al fenómeno de trasnochar por culpa de estar con el móvil chateando o navegando por las redes sociales. No nos engañemos, este no es un fenómeno nuevo.
Se ha dado con cada generación tecnológica. Primero con la televisión, luego con los ordenadores y los primeros chats de Internet, las videoconsolas y ahora con el terminal móvil.
El móvil no es el causante, sino más bien un potenciador de este tipo de comportamientos "adictivos" cuya principal medicina ansiolítica es el uso racional y la formación de los usuarios más jóvenes en la nueva sociedad digital que nos envuelve.
En Xataka | ¿Adicto a tu smartphone?, ya puedes andar con seguridad y confianza, por lo menos en China [Actualizado]
En Xataka On | ¿Nos hemos vuelto adictos a Internet?
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uchihas
Un ejemplo muy claro lo veo cada día en el gimnasio. En mi caso no me llevo el móvil, pues allí no lo necesito para nada (no me va a ayudar a levantar las pesas, ¿no?), sin embargo, allí hay muchos que están "entrenando" con el móvil en la oreja o con el WhatsApp. A alguno lo he visto pasarse más de media hora mirando el móvil, ocupando un banco y un par de mancuernas evitando que otro pueda usarlos.
Lo mismo a la hora de salir. Más de una vez me han dicho "¿No vas a mirar que te ha sonado?", ya lo miraré si me da la gana, si es urgente ya llamarán, no un WhatsApp, y gran parte de mi grupo se pasa buena parte de la noche con la pantalla en la cara.
Como siempre, la personalidad de cada uno hace mucho, incluso siendo más pequeño pues al fin y al cabo buena parte de ella viene genéticamente (si bien es cierto que otra buena parte la hace el entorno). Mi forma de pensar es que si salgo con gente estoy para estar con esa gente, no con el teléfono, pero hay gente que no lo ve así.
roldan1
´´La pérdida del móvil ocasiona una fuerte sensación de angustia, miedo y estrés´´
Ya te digo perder un iPhone 800 pavos tiene que dar una angustian y un estrés de la leche
luismej4353
Tony_GPR eres tu?
xfalax
Yo no tengo móvil así que no puedo tener esa enfermedad.
Enviado desde mi iphone 6 con Tapatalk.
naked24
Si me quitaran el movil a mi durante 24 horas, me pondría a correr a lo forest gun sin parar las 24 horas. Nose si estoy enfrmo...
jmj
Bueno, en realidad este tipo de comportamiento no proviene del móvil, sino del ordenador, solo que quizás el móvil lo potencia al ser un aparato que llevamos siempre con nosotros y por tanto corre el riesgo constante de perderse y con él toda nuestra información. Pero como digo, esto viene de los ordenadores, el miedo a perder todos nuestros datos si se nos rompe etc, la molestia que puede generar el quedarse sin conexión y demás.
Particularmente a mi me importa más bien poco todo esto, me ha tocado formatear más de una vez algún móvil/ordenador míos perdiendo fotos, contactos etc y creo que sigo vivo(a no ser que esto sea Matrix xD). Creo que la gente debería aprender a no preocuparse tanto por todo esto. Sí, es una molestia, hay datos que pueden ser importantes para nosotros pero existen las copias de seguridad, los contactos con el tiempo incluso los podemos recuperar simplemente volviendo a pedir los números... Existen opciones para salvaguardar nuestra información y archivos más importantes, y en el peor de los casos existen formas de paliar en la medida de lo posible estas situaciones.
Luego está el tema de sentir la necesidad de estar siempre toqueteando el móvil. Otra vez más esto viene del ordenador y, otra vez más, e móvil probablemente lo que haga sea potenciar esa necesidad. Y es un problema que seguro que es real, pero es que a mi no me entra en la cabeza que haya gente con este problema. En verano me gusta ir de camping y los lugares a los que voy suelen carecer de cobertura(y cuando la tienen no alcanza como para poder navegar ni mucho menos en condiciones). Y, sinceramente, me encantan esos momentos, esos días en los que desconectas casi por completo del móvil y lo único que tienes que hacer es disfrutar del entorno, de la gente, de tu pareja, de tus amigos, de tu familia... En esos momentos llegas a olvidarte casi por completo del móvil(algunas fotos siempre caen, claro xD), y se agradece. Vaya que si se agradece.
Supongo que, como en lo otro, esto es cuestión de aprender a disfrutar con otra cosa que no sea el teléfono. A entender que el teléfono solo es una herramienta para nuestro día a día, que puede ser útil, pero que también se puede prescindir de ella si no vamos a tener la necesidad y/o capacidad de usarla.
raul
lo cierto es que hay personas que no dejan de mirar el terminal, yo mismo lo utilizo mas de lo debido, pero no miro por mirar, ni lo toco cuando trabajo, pero tengo alguna compañera de trabajo......ejemmm...parece que su trabajo es testear el whatsapp y el apalabrados...y no le digas nada..que te comes una bronca
lobo666
Para mi significa llevar un mini ordenador portatil siempre en el bolsillo.
Te permite gestionar muchisimas cosas, documentos , nubes , multimedia , de todo...
Y luego , pues en segundo plano estar mas o menos comunicado, que tiene sus pros y sus contras la verdad.
Pero si que es verdad que alguna vez estoy con alguien y desconecto sacando el telefono , se que esta feo , pero...
sakunice
Ahora me entero que hace falta un estudio para saber que de lo que se abusa y se crean costumbres se crea una adicción.
rickd_1
Algunos están muy mal.
rpenalba
Los efectos de reales de la telefonía inalámbrica están por ver. Hasta dentro de unos años no se sabrán los efectos sobre la salud humana, que causan los Campos Electromagnéticos (CEM).
jeiner.nucamendiaven
Pero tecnológicamente va el avance por tal razón no se puede retroceder pero si mejorar y control del uso para bien particular